Tras volver a su hogar original el año pasado, el pasado 28 de agosto, el festival Gigante repitió en Guadalajara, pero lo hizo con novedades. Aunque algún artista andarse un poco despistado, Guadalajara no es Madrid, pero esa noche la ciudad se llenó de madrileños, como si el tren desde Atocha hubiera repartido entusiasmo gratuito por toda la explanada del Paseo del Ocio, la nueva ubicación oficial del festival.
Comenzaba el festival, y nadie podía prever que pocos días antes, por un sobrecogedor motivo médico, Mando Diao se daría de baja, dejando su hueco para Alcalá Norte, que venía a ponerle buena cara al cambio inesperado. Pero sin que esto hiciera decaer los ánimos, nos pusimos rumbo al recinto para disfrutar de la undécima edición del festival.
La primera parada obligada: el foodtruck de Mahou, con sus cervezas especiales y una bolera llena de premios que hizo las delicias de todos. Entre sorbo y tiro fallido –o no– dimos una vuelta de reconocimiento por el recinto: aire fresco, mejor accesibilidad, zonas chill, food trucks variados, una VIP estratégicamente ubicada con visibilidad perfecta… impecable organización.
Ya en el escenario principal, Eva Ryjlen abrió el festival ante un goteo de asistentes que iban llegando aún poco a poco. Pese a ello, Eva hizo gala de toda su experiencia y ofreció un concierto con garra y comprometido ya que izó la bandera de la causa palestina, un gesto que tomó el escenario como un lienzo de solidaridad.
Poco después, Mafalda Cardenal, nuestra Taylor Swift patria, nuestra Taylor Swift patria, desplegó un pop sensible y directo, con hitos como el dueto “No lo subas a Instagram” junto a Alex Palomo, su hombre orquesta. Energía y simpatía para arrancar el festival de la mejor manera posible.
A continuación, hubo cambio de tercio radical. Y es que el pop/rock más urbano se apoderó del festival Gigante gracias a Barry B. El burgalés presentó, ante una de las audiencias más entregadas de la jornada, su álbum debut ‘CHATO’. Pese a su juventud, el artista derrochó carisma y conectó a la perfección con su público durante una sucesión de temas que no nos dejó ni un momento para tomar aire.
Y si hablamos de dinamita pop, ahí estaba Alizzz, que nos derritió con temas como «El encuentro», «Ya no siento nada» o «Amanecer «y nos bañó de novedades como «Calladito» o la incendiaria «El que tengo aquí colgado» —temas nuevos de colección—. Todo envuelto en una magnífica iluminación que brillaba al ritmo del público. Pese a, no sabemos si por provocación o por despiste, referirse a Guadalajara varias veces como Madrid, los allí presentes se bailaron todos los temas y abrazaron esta nueva etapa del artista catalán.
Pocos sabían que Alcalá Norte eran también cabeza de cartel ese día (el festival nos había avisado pocos días antes, ante la caída de Mando Diao). Pero allí estaban, épicos, entrando con furor post-punk y brutal intensidad. El batería abrió la actuación lanzando su bota (sí, en plan bacanal épica), y el cantante, directo al escenario y al mosh: bajó, eligió un grupo cómplice y cantó entre ellos, desatando una locura exquisita.
Entre concierto y concierto, también tuvimos tiempo para pasarnos por el escenario Johnnie Walker. Este tercer escenario, es una de las visitas obligadas del festival ya que es el lugar donde podemos conocer a esos artistas que están empezando o que luchan por hacerse con un hueco en este difícil sector. Pese a que en este nuevo recinto, la ubicación del escenario hacía que su sonido se viera opacado por el de los escenarios principales, pudimos disfrutar de parte del directo de Extraños pasajeros. La banda, que sufrió un cambio de hora de última hora, no acusó los nervios e hizo gala de un sonido contundente y altamente adictivo.
Poco después, llegó el turno del plato fuerte. Y es que Despistaos jugaban en casa. La banda abrió con una intro cinematográfica: cada miembro aparecía emulando a héroes de distintas películas, como si llegaran en plan blockbuster a la explanada. Durante su concierto, derrocharon actitud y hubo tiempo para disfrutar de sus temas más recientes, pero también para la nostalgia ya que pudimos corear temas como «Gracias» o «Física o química» que ya son himnos de toda una generación. Y, atención: se hicieron amigos de La Garfield, sí, la banda de Guadalajara… México… y nos guiaron amablemente hasta allí. Muy obedientes, fuimos, por supuesto y pudimos disfrutar de algunos de sus eclécticos temas.
Y como postre para una jornada electrizante, la fuerza y el power de Coolnenas puso la guinda al pastel: ritmo, actitud y final de fiesta con aplausos y energía compartida hasta bien entrada la madrugada.
El festival comenzó sin duda por todo lo alto con un recinto cómodo a más no poder y grandes artistas sobre sus escenarios. Pero aún era jueves y quedaba mucha música por delante. Muy pronto continuamos repasando lo que dio de sí el festival. Mientras tanto, os dejamos una selección de las mejores imágenes de la jornada:
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