Tras un incicio cargado de empciones, volvimos al Mad Cool para comenzar la segunda jornada desde bien pronto.
Y es que había un bien motivo para el ‘madrigón’. Natalia Lacunza se encargaba de abrir los escenarios principales del festival y no podíamos perdernos a una artista patria llenar el escenario. Con un look muy veraniego y acompañada por su incombustible banda, Natalia desafió el calor a base de buena música y muchísima actitud. Subida a un disco giratorio, se convirtió en una diva a la que corearon las cientos de personas que desafiado el sol y se pasaron por su set.
Para seguir, llegó el turno de uno de los artistas internacionales del momento. Benson Boone apareció sobre el escenario principal con una energía arrolladora. El estadounidense repasó su recién publicado primer disco en un más que solvente directo en el que no faltaron piruetas, momentos íntimos a piano y otros que nos emocionaron como cuando dedicó uno de sus temas a sus padres allí presentes. El final del concierto fue toda una locura con la llegada de la archiconocida «Beautiful things» la cual terminó con Benson saltando al foso y uniéndose a sus fans.

Y de oca a oca y tiro por me me toca. A continuación pudimos vivir uno de nuestro sueños. La nostalgia de apoderó del Mad Cool con la llegada de Alanis Morissete. La canadiense demostró, desde su entrada con un vídeo de lo más nostálgico, por qué es una leyenda del rock. Durante hora y cuarto, y casi sin tiempo para hablar, pudimos disfrutar de una sucesión de los grandes temas que han marcado la carrera de la artista. Pese a casi no dirigirse al público, sí que conectó con el mismo e incluso pudimos ver la emoción en su mirada en varias ocasiones. Desde sus temas más íntimos hasta otros más movidos, Alanis derrochó técnica vocal hasta el punto de dejarnos sin palabras.

Sin tiempo para procesar lo ocurrido, nos tocó voajar hasta Australia para disfrutar de Jet. La banda, muy popular por su éxito «Do you want to be my girl», tenía precisamente el reto de atrapar al público más allá de esa canción. Y en vista de la cantidad de personas allí presentes lo consiguieron. Durante su concierto hubo tiempo para saltar, bailar, para emocionarnos e incluso sorprendernos con una versión de sus paisanos AC/DC.
De nuevo tocó cambiar de tercio para adentrarnos en otro de los conciertos multitudinarios del festival. Noah Kahan visitó Madrid ante una legión de fans que esperaban el momento. Con una escenografía muy cuidada, nos conquistó con su voz cálida perfecta para ese estilo con toques folk en el que se mueve a la perfección. Nos quedamos con ganas de disfrutar de él un poquito más, pero llegaba uno de esos solapes en los que tuvimos que elegir.

Y el motivo no era otro más que la aparición de Kaiser Chiefs sobre el escenario Ouigo. Los británicos celebraron en el Mad Cool los 20 años desde el lanzamiento de su primer trabajo y lo hicieron como siempre derrochando energía. Pese a que el sonido no fue todo lo bueno como nos habría gustado, la banda no se vino abajo y el espíritu no decayó ni un momento durante el repaso a sus temas más míticos de estos años. Sin duda, esta actitud fue muy bien recibida por el público que abarrotó el escenario y en el que incluso pudimos ver alguno que otro pogo.

Para cerrar la jornada, nos pasamos por el concierto de Nine Inch Nails. La banda quizás por su estilo no sea apta para todos los públicos, pero no se puede negar que ofrecen un show milimetrado y un directo arrollador.
