Tras meses de expectación, por fin llegó la primera edición del Muralla Indie. El viernes 12 de septiembre, Alcalá de Henares inauguró su propio festival indie bajo el amparo de sus históricas murallas, y desde bien temprano se palpaba en el ambiente que iba a ser una jornada para recordar.
La encargada de abrir la noche fue Chica Sobresalto, que nada más salir al escenario nos hizo perder el carnet de buenas feministas. Con una sonrisa traviesa confesó que había vivido cuatro años en Alcalá, ciudad en la que llegó a sentirse más en casa que en la suya propia (lo diremos bajito, no vaya a ser que se enteren en Iruña). Con la sinceridad y frescura que la caracterizan, presentó algunos de los temas que forman parte de su universo emocional y adelantó lo que se viene: el próximo 14 de noviembre estrenará nuevo disco. El público alcalaíno, orgulloso de “adoptarla”, le respondió con aplausos y complicidad.
La noche continuó con Iván Ferreiro, quien convirtió el festival en un viaje colectivo hacia la emoción más pura. Su directo fue una demostración de oficio, de esas que solo alguien con tantos años de carretera puede ofrecer. Alternó canciones míticas que coreamos al unísono con temas más recientes que, sin darnos cuenta, ya forman parte de nuestras vidas. Cada pausa, cada silencio medido, cada mirada al horizonte estaba cargada de intensidad. Fue uno de esos conciertos en los que el tiempo parece detenerse, y en el que las luces, la voz y el calor del público se fusionaron en un único latido. Con su inconfundible mezcla de melancolía y lucidez, Ferreiro nos recordó por qué sigue siendo una de las figuras imprescindibles del indie nacional.
Con la emoción todavía a flor de piel, Sidonie irrumpió en el escenario y aquello se transformó en un incendio colectivo. Los barceloneses desplegaron su ritmo enérgico y poderoso, ese que siempre nos tiene fascinados y que hace imposible quedarse quieto. Entre pogos y coros, dejaron caer la noticia que muchos esperábamos: próximamente publicarán un disco íntegro en catalán, un paso valiente y natural para una banda que nunca deja de reinventarse. Alcalá ardía con cada acorde, y ellos, cómplices, echaban más leña a ese fuego imparable.
El recinto estaba ya a punto de estallar cuando apareció Siloé, una de las formaciones más esperadas de la noche. Su propuesta, en la que se mezclan el pop, la electrónica y una sensibilidad arrolladora, fue todo un torrente de energía. La conexión con el público fue inmediata, hasta el punto de que, cuando una asistencia sanitaria obligó a parar el concierto, el silencio se llenó de preocupación compartida. Por suerte, todo quedó en un susto y, tras unos minutos, la banda retomó el vuelo con más fuerza aún, como si necesitáramos todos juntos sacudirnos la tensión vivida. Además, confirmaron que también tienen nuevo disco en camino, un anuncio que desató aún más la euforia. Lo suyo fue un vaivén entre la calma y la explosión, demostrando que saben navegar entre la emoción íntima y el desparrame colectivo.
Y cuando parecía que la noche no podía dar más de sí, llegó el turno de Dorian para cerrar la jornada por todo lo alto. Con esa mezcla de melancolía urbana y beats electrónicos que les caracteriza, convirtieron el recinto en una auténtica pista de baile colectiva. Sonaron himnos que forman parte de varias generaciones y que, al corearse bajo las murallas iluminadas de Alcalá, adquirieron un brillo especial. Entre luces, sintetizadores y un público entregado hasta el último acorde, Dorian firmó un final de primera jornada que ya podemos calificar de histórico.
La primera jornada del Muralla Indie cerró con la sensación de que este festival ha nacido para quedarse. Música, emoción y una ciudad que, bajo sus murallas iluminadas, se entregó de lleno a celebrar su propio himno indie. Muy pronto os contamos todo lo ocurrido d la segunda de las jornadas del festival. Mientras tanto, os dejamos con las mejores imágenes del día:
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