Cinco años han pasado desde que el festival Gigante se celebró por última vez en Guadalajara. Tras varias ediciones en Alcalá de Henares, el pasado 29 de agosto, el festival Gigante volvió al lugar donde nació en el 2014. Guadalajara tenía todo listo en el estadio Fuente de la Niña para recibir a los mejores artistas en los tres escenarios presentes en el recinto.
Nada más entrar, nos encontramos con un recinto amplio, cómodo y ¡con césped!. Había multitud de barras y suficientes puestos de comida así que las aglomeraciones no serían un problema durante el festival. Además, diversas actividades de los patrocinadores y un pequeño mercadillo, terminaban de dar forma al recinto del festival.
Abrir un festival siempre es una responsabilidad, pero la banda madrileña Vaho estuvo más que a la altura. Durante su concierto nos embarcaron en un viaje que transitó entre el pop, el rock y el rap. Una mezcla de estilos que si bien puede parecer arriesgada, es manejada por la banda a la perfección. Pese a abrir uno de los escenarios principales del festival bajo un sol que no daba tregua (cómo lo echaríamos de menos al día siguiente), bastantes asistentes se apuntaron al concierto de Vaho y no fueron pocas las camisetas de la banda que vimos entre los allí presentes. El concierto además vino con colaboración sorpresa con Celia Becks, ¿qué más podemos pedir?.
La fiesta continuó con Besmaya. Desde Barcelona, este dúo nos sumergió en una estética automovilística aderezada con su pop distendido con toques electrónicos. Pese a su corta trayectoria, Besmaya tienen una buena legión de fans que estuvieron entregados en su presentación. No faltaron éxitos como «Tu carita» o «Matar la pena» o «Instante» así como el resto de temas de su primer disco, «Nuevos lemas»
El viaje continuó con Malmö 040. Nunca habíamos disfrutado del directo de esta banda y si algo nos sorprendió fue su energía. Esta banda de amigos derrochó complicidad sobre el escenario y nos regalaron un repertorio pop-rock clásico que nos conquistó. Cuando la banda enfilaba los últimos temas de su repertorio, nos mudamos al tercer escenario del festival situado en la zona de comidas para disfrutar de Celia Becks. Tras publicar su primer disco en solitario el año pasado, se encuentra preparando el que será el segundo pero sacó tiempo para pasarse por el Gigante. La mala suerte quiso que una serie de problemas técnicos retrasasen su actuación y tuviera que reducir el set previsto. Pero lejos de venirse abajo, Celia saltó al escenario llena de energía para meterse en el bolsillo para los allí presentes. Y es que no fueron pocas las personas que vimos que pasaban por allí para comer y decidían quedarse a disfrutar del concierto. ¡Buena elección!
A continuación, llegó el turno de uno de los veteranos de la jornada. Dorian saltaron al escenario para dar el concierto más multitudinario del día. La banda, que ya conocía lo que es estar en el Gigante, hizo un repaso por su grandes éxitos y adelantó algunos temas de su inminente nuevo álbum. Como de costumbre, Dorian nos trajo una cuidada puesta en escena en la que, si bien esta vez no hubo confeti, tampoco se echaron de menos. Sin duda, el público estuvo entregadísimo desde el principio y ese calor llegó a la banda que dedicó un agradecimiento a ese público y también a la organización por el esfuerzo puesto en el festival estos 10 años.
¿Cómo continuar después de la locura que fue Dorian? Pues como con una de las artistas que más está dando que hablar actualmente. Samuraï llegó al Gigante con la energía de un huracán. Pese a no haber publicado aún ningún LP, sí cuenta en su haber con un buen repertorio de singles y EPs con los que arrasó. Su nos llevó de vuelta al pop-rock de los 2000, estilo que la artista nos trae de vuelta para actualizarlo y llevárselo a su terreno. Y la consecuencia fue que bailamos y coreamos por encima de nuestras posibilidades. Sin duda, volveremos a ver a Samuraï en futuras ediciones del festival.
Y para ir cerrando los escenarios principales, tocaba un poco de petardeo. Pero petardeo con mayúsculas y en el buen sentido de la palabra. Las superladillas de Ladilla Rusa infectaron el Gigante con su divertidísimo estilo al que es imposible resistirse. Con sus letras ácidas e irreverentes, desataron la locura absoluta. No había espacio para el cansancio, solo para la diversión. No faltaron éxitos como «Criando malvas», «Todos los días lo mismo» o «Macaulay Culkin» a quién ‘tuvimos’ en el escenario por partida doble. Sin duda, hubiera sido un fin de fiesta perfecto, pero aún quedaba la guinda del pastel.
Y esa guinda no podía ser otra que Rocío Saiz. Debido a problemas técnicos su concierto empezó más tarde de lo previsto pero eso no hizo mella en la energía de la cantante. Tras su época con Las Chillers y Monterrosa, Rocío Saiz nos presentó su proyecto personas con más energía que nunca. Lo suyo fue un torbellino sobre el escenario y fuera de él, ya que no dudó en bajarse a cantar entre el público e incluso sobre una de las barras. Diversión, talento y compromiso social a partes iguales. Si nunca habéis vivido un concierto de Rocío Saiz, os diremos que no os lo podéis perder porque sabes cómo empieza pero no cómo acaba y esa es precisamente su magia.
Y con el subidón de energía tras el concierto de Rocío Saiz, tocaba despedirse de la primera jornada de Gigante 2024. El festival comenzó sin duda por todo lo alto con un recinto cómodo a más no poder y grandes artistas sobre sus escenarios. Pero aún era jueves y quedaba mucha música por delante. Muy pronto continuamos repasando lo que dio de sí el festival. Mientras tanto, os dejamos una selección de las mejores imágenes de la jornada:
REDES SOCIALES
¡No olvides seguir al Festival Gigante en sus redes sociales!
Pingback: Crónica festival Gigante 2024 día 2: el llanto del abuelo de Rayden