La cantautora gaditana María Rodríguez sigue robándonos el corazón con el duende que esconde su voz. En un rinconcito de Logroño, la gaditana sigue componiendo canciones con su inseparable guitarra. Ella habla de su amiga como “esa hermosura de seis cuerdas que me trae loquita perdía”, pero loquitos perdíos nos trae a nosotros su música. Esta talentosa mujer, tan orgullosa de su raíz andaluza, nos retuerce por dentro con su vibrante forma de cantar. Es una artistaza, claro está, pero sobre todo una persona a la que ya quieres sin ni siquiera haberla conocido.
Hace algunos meses nos hacíamos eco del lanzamiento de su single “Si la vida me da limones”. Nos aventuramos a definirlo como una canción alegre y positiva pero con mensaje, ya que invitaba a apoyarse en el lado bueno de la vida y a celebrar que seguimos aquí un día más. Unos meses después nos regaló su exquisita versión de “La llorona”, coincidiendo con la fecha del día de muertos. Indudablemente, una buena forma de homenajear a los muertos con altares que guían el camino de los difuntos al inframundo. Hoy sabemos que María Rodríguez se encuentra perfilando el que será su segundo álbum de estudio. Pocos detalles han trascendido del mismo, más allá de que llevará por título “La harmonía de mi vida”. También sabemos que vendrá guiado por sus influencias, que van desde cantautores clásicos hasta los nuevos representantes de la nueva canción de autor.
Parece que aún tendremos que esperar para poder disfrutar del mismo, aunque hoy descubrimos su primer adelanto. Este single, titulado “La vida son dos días”, ha sido grabado, como ya es habitual, en Alea Studios (Logroño). Tampoco han faltado a la cita el ingeniero de sonido y productor Alfonso Herce, un fijo en las creaciones de María Rodríguez, e Iván Fernández, quien puso su talento a los mandos de la trompeta. 
En “La vida son dos días”, la cantante y compositora deja a las claras su forma de entender la vida. Además, está encantada con lo bonito que ha quedado este single, cuyo lanzamiento le hacía especial ilusión.
Y a nosotros nos maravilla que florezcan -nunca mejor dicho al encontrarnos en primavera- canciones tan positivas como ésta. Y es que, queridos lectores, la vida está para vivirla, para inventar canciones para otros si ése es tu don. También para perseguir un sueño, para dejarse llevar y descubrir por nosotros mismos lo que es bueno o no. Dejemos salir a nuestro niño interior, el que es inocente, no sabe de prejuicios y vive todo por primera vez. Al final, cuando queramos darnos cuenta de que la vida ha pasado sea ya demasiado tarde, así que no conviene dejar para mañana ese abrazo, ese gesto de amabilidad o ese “te quiero”. Busquemos en nuestro interior, ya que ahí está lo más valioso y lo que nos ayudará a dejar huella en este mundo: un lindo corazón que late con valentía y nos ayuda a seguir disfrutando del camino.
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