Hace apenas unas semanas confirmábamos que El Mulu está llamado a ser uno de los grandes cantautores de nuestra época. La voz del músico chileno presenta una mística que nos lleva a soñar con que un mundo mejor es posible. Esta sensación invadió todo nuestro cuerpo desde la primera escucha, llevándonos a establecer una brutal conexión con su música. Tal vez sea porque El Mulu presenta un lenguaje guitarrístico propio, así como una sensibilidad al alcance de pocos. Así, no necesita mucho más que su voz y una guitarra para calar hondo en el corazón del oyente. Lo cierto es que, con apenas un par de singles publicados, el artista chileno ha demostrado su capacidad para asombrar al mundo entero a golpe de música. Por todo ello, no podíamos dejar escapar la oportunidad de conocerle más a fondo. Pasen y lean.
Entrevista a El Mulu – Toma La Alternativa
- Empecemos por el principio: ¿Por qué “El Mulu” y de dónde viene tu pasión por la música?
La verdad es que mi hermano mayor me puso así cuando tenía 5 años. Hasta el día de hoy seguimos teniendo especulaciones sobre el porqué se le ocurrió. Y así quedé. Mi nombre real es Ignacio, pero es muy raro que alguien me diga así. Cuando conozco a alguien me presento como Mulu. Con el tiempo me he ido enterando de que tiene distintos significados. Hay un dios aquí en México que se llama así, también se que en euskera, que es el idioma que se habla en el País Vasco, significa arbusto. Yo creo que lo más bonito de llamarme así es que todo el mundo así me llama y ya lo siento como mi nombre intrínseco.
En mi casa la música no era algo que abundara como tal pero yo siempre la buscaba, anda a saber por qué. Aún así tengo recuerdos bonitos. Mis padres son actores, cuando era niño ensayaban en la sala de la casa y siempre había un guitarrista musicalizando la obra. Me gustaba poner los cassettes que había. Recuerdo uno de versiones de canciones de los Beatles, uno de Violeta Parra, recuerdo también un DVD con los clásicos del disco en los setentas.
Una tarde, llegó mi madre a casa con un regalo envuelto. Con mucho esfuerzo había comprado una guitarra. Lo gracioso de la historia es que la guitarra no era para mí realmente sino para mi hermano. Yo me quería morir, pero a mi hermano no le gustó para nada el regalo. Es más, creo que se enojó, así que ahí quedó en la esquina. Por aquel entonces tenía 10 años, así que accidentalmente crecí con una guitarra en el hogar. Salía con ella y me iba a ver a la gente que tocaba en la calle para tratar de entender qué hacían con las manos. A medida que fui creciendo comencé a escuchar música folk anglosajón y luego raíz latinoamericana que fueron influyendo en mi manera de tocar la guitarra. Por alguna razón siempre sentí la necesidad de estar vinculado con la música.
- Desde que te escuchamos por primera vez nos llamó la atención tu enorme sensibilidad así como tus letras tan viscerales y casi literarias. ¿Dónde encuentras la inspiración para componer tus canciones?
Creo que las canciones pueden provenir de muchos lugares, consciente o inconscientemente. Creo que podemos ser muy románticos en el sentido de llevar nuestras vivencias y experiencias al servicio de una canción y expresar cómo nos sentimos al respecto a través de ella. Al mismo tiempo, creo que podemos ser muy buenos fingidores, en el sentido de cantar sobre cosas que no habitan nada más que en nuestro imaginario y de alguna manera, adoptar historias que nunca ocurrieron como nuestras.
Para mí la creatividad es tierra de nadie y todo se vale. Yo, personalmente, tiendo a darle un sentido bastante visceral a lo que compongo, más allá de si se trata de historias que me hayan ocurrido a mí o no. Lo que sí es importante es entender que las historias tienen momentos y la música también tiene que estar al servicio de esos momentos. Eso se puede traducir en muchas cosas: en silencios, en pausas, en gritos, en apresurarse, etc. Es estar dispuesto a volver a esa sensación crucial que gatilló la necesidad de componer una canción al respecto.
- Pese a tu juventud, puedes presumir de haber trabajado codo con codo con Mon Laferte o con Manuel García, grandes eminencias de la música chilena. ¿Qué se siente al rodearse de tanto talento? ¿Con qué otros artistas te gustaría poder colaborar en el futuro?
Imagínate. A veces ni estoy muy seguro de lo afortunado que fui al tener la posibilidad de colaborar con alguien como Manu o como Mon. Y digo afortunado, porque el aprendizaje que significa y conlleva compartir con gente tan talentosa y brillante es difícil de explicar. Fueron Mon y Manú Jalil, mi productor, quienes me invitaron a trabajar mi proyecto en Ciudad de México y fue aquí mismo donde conocí a Manu, el día en que vino a grabar con Mon la reversión de “La Danza de las Libélulas”. Luego de la sesión compartimos en una pequeña bohemia donde comenzó a circular la guitarra y fue ahí cuando sintonizamos, incluso me invitó a cantar en su concierto de celebración de 50 años. Yo lo escucho desde que tengo 15 años, fue una de mis grandes influencias musicales, tanto por su lenguaje guitarrístico como en las letras. Hasta el día de hoy en lo que respecta mi proyecto, lo considero como una especie de mentor, que me ha ayudado a disipar inquietudes que a veces van un poco más allá de lo musical. El que haya colaborado conmigo en “Marta” fue un regalo indescriptible, no solo porque lo admire desde siempre sino también porque se me hizo muy importante que dos generaciones de músicos pudieran unir fuerzas y cantar sobre un fenómeno que trasciende y no ha dejado de ser latente.
El trabajo con Mon fue igual de especial, y también accidental. Durante mi primer viaje a México nos tocó compartir varias veces, porque Jalil es también su productor y él y yo pasábamos mucho tiempo juntos porque era la primera etapa de producción de mi disco. Estaban ellos en una sesión y yo andaba merodeando en el lugar, hasta que me acerqué a escuchar lo que estaba sucediendo. Trabajaban en “Biutiful”. Naturalmente se dieron las cosas. No me di ni cuenta cuando estaba ya participando de la producción musical y en los arreglos a la par con los chicos. El año pasado la canción obtuvo un Grammy Latino a la Mejor Canción Rock y fue una noticia increíble. Como te digo, hay cosas que en el momento no dimensionas. No sé si hay alguien actualmente que se aproxime a la visceralidad, versatilidad, sensibilidad y talento de Mon. Es sencillamente impresionante.
Por otro lado, creo que Jalil va a ser recordado como uno de los grandes orquestadores de música latinoamericana del siglo XXI. Hay tantos y tantas con quienes me encantaría cantar. Natalia Lafourcade tiene una voz que nunca me dejará de hipnotizar, como también Kany García. De Chile tengo pendiente hacer algo con Vicente Cifuentes, que es un gran amigo mío. Es que realmente son muchxs.
- Saliste de tu país para labrarte una carrera y cuando te encontrabas de viaje en México trabajando en tu primer álbum te viste obligado a alargar tu estancia allí debido al estallido de la pandemia. Cuéntanos, ¿cómo viviste aquel momento? ¿Qué fue lo positivo que sacaste de aquella situación?
Son muchas las batallas que se juntan en una experiencia así, no sabía muy bien cómo sentirme con tanta incertidumbre. Yo estaba preparado para quedarme unos días nada más. Hoy miro para atrás de forma muy tragicómica. Me recuerdo caminando por la ciudad, con muy pocas cosas en la maleta, tratando de reportarme en el lugar. Fueron tiempos de tomar decisiones importantes. En cuanto a lo artístico, me di cuenta que siempre tendía a vivir mis procesos creativos en espacios de encierro, sin nadie cerca y dentro de la habitación. Varias de las canciones que estoy trabajando actualmente fueron paridas en ese contexto de nostalgia, un tanto de soledad y desapego. Ese fue un regalo muy lindo. Aprendí y crecí en meses lo que quizá hubiese aprendido en años.
- De momento conocemos tus dos primeros singles, “Marta” y “Volcán”, de un sonido más rock y más folk respectivamente. ¿Qué puedes anticiparnos que encontraremos en tu disco debut?
Si hubiese que establecer un elemento en común entre “Volcán”, “Marta” o el resto de canciones que aún no compartimos es que hay elementos de la raíz que conviven con sonoridades más alternativas, etéreas y contemporáneas. No fue una decisión como tal, sale con mucha naturaleza. Creo que tiene que ver con el folklore que carga cada uno, que está intrínsecamente en la sangre. Yo, por lo menos, cuando era más adolescente escuché y aprendí mucho del folk anglosajón, sobre todo en el lenguaje guitarrístico. Aquí te podría dar nombres como Nick Drake, Elliot Smith, The Tallest Man on Earth, Jose González. A medida que crecí, me fui cultivando de la raíz latinoamericana. De Chile podría hablarte de Violeta Parra, Víctor Jara, Illapu, Inti-Illimani y muchos otros exponentes que me transmitieron lo cordillerano, lo altiplánico. Aún así, mi aproximación a este mundo es muy pero muy personal.Nunca he abordado la música de raíz de ninguna región de una manera purista. Me gusta pensar que está en una constante re significación y que puede acoplarse perfectamente con otras cosas.
- Últimamente en Chile se está viviendo el despegue de una generación de músicos realmente talentosos cuya mejor baza son las letras emotivas y el sonido en acústico. ¿Qué te parece esto? ¿A qué crees que se debe?
Creo que es una noticia muy hermosa que seamos parte de una generación que se de tantas licencias y permisos a la hora de crear. Siempre me he identificado con la guitarra acústica, porque me acompaño de ella siempre. Es muy interesante que en estos tiempos, en los que las imposibilidades de la pandemia nos obligan a tocar con formatos reducidos, repercuta tanto en cómo le mostramos lo que creamos al mundo. En cierto aspecto es especial porque justamente así es como suelen nacer las canciones.
- Sabemos que ahora mismo está complicado realizar directos teniendo en cuenta la situación de crisis sanitaria. No obstante, cuando esté permitido tu público estará deseando verte sobre el escenario. ¿Crees que será posible realizar una gira por Chile? ¿Quizás te veamos por Madrid en el futuro?
Sí o sí realizaré una gira por Chile. Sobre todo porque lo tengo sumamente pendiente. Estoy muy agradecido de haber podido iniciar mi carrera aquí en México. Aquí abunda un entorno musical alucinante y que alberga gente de todo el mundo. He aprendido mucho y la vida me ha regalado muy lindas oportunidades aquí. Pero al mismo tiempo todo fue un tanto accidental. Aún no he tenido la oportunidad de compartir y cantar como quiero con la gente de mi país y cuando la situación lo permita, iré sin pensarlo. España es un país que quiero conocer, no solo por la música. Musicalmente encuentro muchas más similitudes de las que se podría sospechar con la escena cantautora que hay por allá. Sobre todo por el lenguaje de la guitarra. También hay muy buenos letristas. Sí o sí me verán por Madrid.
- Llegamos a la parte final de la entrevista, en la que te pedimos que nos recomiendes algunas de tus canciones favoritas para estas situaciones:
– Una noche mirando las estrellas: “Cycling Trivialities” de Jose González
– Ese tema que siempre disfrutas cuando vas conduciendo: “Yo no sé de Folclor” de Vicente Cifuentes
– El momento de relajación tras un largo día: “Francisco” de Milton de Nacimiento
– Una canción para ponerte de despertador: “24 – 25” de Kings of Convenience
– El momento de máxima motivación haciendo deporte: “Merengue Corp” de McKlopedia
VIDEOCLIP DE “VOLCÁN”, EL SEGUNDO SINGLE DE EL MULU
REDES SOCIALES
¡No olvides seguir a El Mulu en sus redes sociales!
Twitter Instagram Facebook Spotify Youtube