Hace apenas unos meses asistíamos al emotivo nacimiento de Mestral, un proyecto musical atípico e interesante a partes iguales. Apenas conocíamos un puñado de sus primeros temas, pero ya nos resultaba suficiente para vaticinar lo que estaba por venir. Lo poco que conocíamos de él es que se trataba de un proyecto de sonido rock alternativo sencillo, sin florituras. Seguramente, justo ahí resida parte de su encanto: en ese saber mostrarse al natural, algo que escasea hoy en día. Más tarde, nos aventuramos a conocer la historia personal que se escondía tras su proyecto, y el flechazo fue definitivo. Sean bienvenidos a Mestral: ese acogedor y cálido refugio musical en el que quien entra se queda inevitablemente para siempre.
Atrás quedan ya sus dos primeros EPs lanzados meses atrás: primero fue “(Algunas) causas pendientes”, su carta de presentación con tres temas, y meses más tarde vino “(Más) causas pendientes”, que nos permitió conocer los dos últimos adelantos de un disco debut que ya comenzaba a asomar la patita. Estos cinco primeros temas, con los que Mestral se presentó en sociedad, marcaban el rumbo de un proyecto realmente ilusionante. Además, nos ayudaron a recordar lo bonito que es ese rincón en el que confluyen el rock y el folk. Sin duda, siempre tuvimos muy claro que nos encontrábamos ante una jugosa mezcla que, unida a sus letras de carácter introspectivo bañadas en sinceridad e ilusión, hacían de éste un proyecto que invitaba a seguir creciendo junto a él.
Unos meses después, ya podemos confirmar que el esperado y prometedor disco debut de Mestral ya es una realidad. Este recién nacido trabajo, que lleva por nombre “Las causas pendientes”, es uno de esos lanzamientos que no han podido elegir una mejor época para tener lugar. Dentro de él encontramos diez temas, cinco de los cuales ya conocíamos anteriormente, que permiten soñar con un futuro mejor. Para darles forma, Mestral ha trabajado junto a Beni Díaz en la producción, dando lugar a un trabajo que ha crecido en el estudio de éste último, El Búnker de San Crispín (Madrid). Se trata de una colección de temas que bailan delicadamente entre melodías rock, folk, funk e instrumental. En ellas, encontramos matices realmente interesantes como juegos de voces, sonidos progresivos o de cuerda y, como toque diferenciador, una atmósfera envolvente creada por instrumentos orgánicos (guitarras, bajos y baterías).
Si observaremos sus letras, comprobaremos que el artista ha desnudado en ellas sus pensamientos a lo largo de los años. Por ello, encontraremos letras que reflexionan acerca de la influencia que tiene el paso del tiempo sobre los sueños, así como guiños a otras culturas o canciones que recorren los entresijos de la nueva normalidad que estamos viviendo. Obviamente, este trabajo es una invitación a materializar los sueños pendientes antes de que sea demasiado tarde. Una filosofía que, según el mismo reconoce, ha seguido a la hora de crearlo: “Es esencial materializar las causas (y los sueños) pendientes; grabar este disco era para mí una de ellas”. No lo duden: este disco es una barbaridad a nivel musical, pero también contiene un mensaje verdaderamente ilusionante y necesario.
ESCUCHA “LAS CAUSAS PENDIENTES”, CANCIÓN QUE DA TÍTULO A SU ÁLBUM
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