Mestral nos muestra cómo las canciones siempre encuentran su lugar

¿Cuántas veces habremos escuchado decir que los sueños están para cumplirlos? Podríamos perder la cuenta a estas alturas. Sin duda, nos encontramos ante una frase a la que no le falta un ápice de razón, pero también hemos de encontrar el momento adecuado para ponerla en práctica. Es decir, cumplir un sueño es algo maravilloso, pero también hay que saber cuándo es el momento de hacerlo posible. Y eso es lo que ha hecho florecer a Mestral, un proyecto recién nacido justo en el momento adecuado. Su nombre procede del mestral, un viento de noroeste que sopla en el pueblo en el que el artista creció. Así, situamos este proyecto a mitad de camino entre Barcelona, Madrid y Barbastro, lugares donde él ha estado viviendo.

Todo comenzó hace años cuando, en su niñez, comenzó a devorar toda la música que caía en sus manos: desde The Beatles a Antonio Vega, pasando por Los Secretos, Dire Straits o Van Morrison. Ya en su adolescencia ni siquiera sabía tocar la guitarra, pero se buscaba la manera de grabar las melodías que imaginaba en forma de silbidos o tarareos con la ayuda de una grabadora. De hecho, llegó a tocar algunas versiones acústicas en un bar de Barcelona, pero tras ello sufrió cierto estancamiento. Más tarde se mudó a Madrid y recibió formación en guitarra eléctrica, además de conocer nuevos sonidos, y continuó componiendo. Sin embargo, sus canciones terminaron guardadas en un cajón por falta de seguridad, ilusión y medios. No obstante, a medida que han ido pasando los años, el músico comenzó a ver la vida de otra manera. El resultado es un cambio en la forma pensar, entendiendo que uno tiene que hacer lo aquello que le ilusiona y que, pese a que a veces las circunstancias no parezcan las más favorables para ello, merece la pena realizar los sueños.

Así, un día del pasado verano Mestral comenzó a indagar en su ordenador y se topó con aquellas veinte canciones. Eran temas que había grabado con una guitarra que ya ni siquiera tenía, pero la ilusión por sacarlos adelante era infinitamente mayor que la inseguridad que tenía cuando los compuso. Por tanto, tiró de coraje y valor para encontrar en ellas lo que verdaderamente le despierta felicidad: hacer música. Algo que a priori parece simple, pero para lo que antes no se sentía preparado a pesar de su talento. De hecho, no hay más que oírle hablar de la música para entender lo necesaria que es para él: “con la música puedo expresar y liberar cuestiones que por otros medios soy incapaz. Me siento libre, realizado. La música nunca me falló. Siempre ha estado ahí. Me divierte, me hace bien y no hace daño a nadie, y esas tres cosas me dan paz”.

Por suerte, el tiempo termina poniendo a cada uno en su lugar, y el lugar de Mestral es la música. Gracias a la vida, hoy celebramos la valentía de un músico y compositor que ha superado los obstáculos que le hacían alejarse de aquello que verdaderamente le hace feliz. El resultado es su EP debut, “(Algunas) causas pendientes”, con tres temas que no merecían en absoluto guardarse en un cajón. Si atendemos a su estilo, confirmaremos que los tres danzan, a sus anchas, entre rock y folk con toques funk. Sin embargo, lo que más llama la atención de ellos es la energía positiva que transmiten, fruto de la infinita ilusión y todo el corazón depositados durante su proceso de grabación. Durante varios meses, Mestral trabajó con Beni Díaz en “El Bunker de San Crispín” (Madrid) para hacer realidad sus canciones. Tal y como él mismo reconocía en sus redes sociales, aquel estudio de grabación le parecía “el parque de atracciones más divertido del mundo: la música es un juego infinito”.

Es cierto que estos tres temas te van a divertir, pero sus cuidados arreglos te dejarán con ganas de más. El EP abre con “Callejón”, un tema guiado por las guitarras que ya sirve para enamorarnos de su bonita voz. La fiesta continúa con “Cruce de caminos”, la primera canción que grabó para este proyecto. Una tema especial con pasajes de guitarra eléctrica que habla de amor, de dejar atrás los miedos y la maldad. Para finalizar el EP encontramos “Maniquí”, un tema más pausado con tintes de añoranza que habla de los sueños olvidados. Sin duda, una colección de temas que dan buena muestra de las intenciones de Mestral: hacernos disfrutar con cuidadas melodías.

Y por si fuera poco, apenas unas semanas después Mestral vuelve a regalarnos nuevo material. En esta ocasión, nos presenta su segundo EP(Más) causas pendientes”, con dos nuevas canciones adelanto de su primer disco. En ambas, observamos el tremendo trabajo de Beni Díaz, aportando potentes bajos que dan cuerpo a las melodías. De hecho, confirmamos que se tratan de dos canciones muy distintas entre sí, fruto de un horizonte musical muy variado. Por una parte, encontramos “Abre bien las manos”, un tema verdaderamente volcánico cuya erupción irrumpe al final con un solo de guitarra bastante distorsionado. Por otra parte, el EP se cierra con “Sin vergüenza”, una pista de tintes más acústicos con toques celestiales de violines y chelo que proponen una pequeña formación de cuerdas con las que, simplemente, dejarse llevar. Además, como acompañante de lujo a estos dos temas, Mestral nos propone una preciosa portada que resulta impactante. En ella, observamos un mágico atardecer fotografiado por Mestral desde una montaña en Lalibela (Etiopía) en uno de sus viajes.

Si las circunstancias acompañan, está previsto que Mestral publique en los próximos meses su primer álbum: “Las causas pendientes”. Mientras tanto, amenizaremos la espera reproduciendo en bucle los cinco primeros singles que ya conocemos.

 

ESCUCHA “CRUCE DE CAMINOS” DE MESTRAL

 

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