Ciertamente, el 2020 fue un año de sombras para la industria musical, pero también hubo algunas luces que la alumbraron. Una de ellas fue Jandry Palms, el proyecto personal de talentosa artista multidisciplinar madrileña Alejandra López de la Osa. En él, la joven vuelca todo su talento para crear y transmitir historias de una forma realmente conmovedora. Una baza que, acompañada de una dulce voz capaz de mecernos el alma, hace de su proyecto una apuesta segura. Todo ello le llevó a convertirse, con todo el mérito posible, en una de las sensaciones del pasado año. Y es que, todos los que luchamos por dar visibilidad a la música alternativa, deberíamos enorgullecernos de un proyecto con aires californianos que tiene capacidad de sobra para llegar muy lejos.
En su primer single, “Meant to Be”, Jandry Palms lanzaba un flechazo musical de sonido dream pop con toques psicodélicos. Tras esta luminosa balada encontrábamos esa sensación de euforia y fortuna sentida al haber encontrado a esa persona adecuada. Su segundo corte, “Tonight (I’ll Be the One)”, nos invitaba a celebrar la vida y priorizar a esas personas que verdaderamente nos aportan algo positivo en ella. El tercero de ellos, “Thinking of You”, nos mostró su faceta más bailable tras una historia que nos lanzaba de lleno a ese momento de incertidumbre previo a una relación amorosa. Claramente, encontramos un elemento común que unía a estos tres primeros singles: todos ellos nos relataban algún aspecto del amor en sus distintas etapas y vertientes. Todo ello, a base de un envidiable sonido dream pop capaz de llenarnos de paz incluso en los momentos delicados.
Estamos de enhorabuena, puesto que el cuarto single de Jandry Palms ya es nuestro. El tema, titulado “Little Love Song”, presenta una producción más sencilla que en anteriores ocasiones. Un trabajo que, de nuevo, ha corrido a cargo de Manuel Cabezalí Manuel Cabezalí (Rufus T. Firefly, Zirconita Havalina…). El resultado es un tema de sonido pop con toques naïve que Alejandra escribió en una lluviosa tarde de domingo. Por entonces, se encontraba viviendo esa sensación de echar menos a un amor que se encuentra lejos, y consiguió transformar su melancolía en dos minutos y once segundos de delicada canción. Para ello se fundió en un abrazo con su guitarra y, como por arte de magia, la letra se fue escribiendo sola.
El resultado es un tema melancólico que nos transporta a ese instante en el que, mirando a través del cristal en una tarde lluviosa, nuestra mente se ve agujereada a base de recuerdos convertidos en balas: las primeras miradas cómplices con aquella persona, esas efímeras risas compartidas, la imborrable presencia de su olor y, en definitiva, todo aquello que pudo haber sido pero ya está condenado a no ser. Gracias, Jandry Palms, por transformar el dolor vivido en puro lujo para nuestros oídos.
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