Una vez definimos su música como “una minimalista pero exquisita explosión de sabores pensada para deshacerse lentamente en nuestros paladares”. Es difícil etiquetar su sonido por lo ecléctico que resulta, y eso forma parte de su verdadero encanto. De hecho, él mismo reconoce que le cuesta localizar un género en el que encasillarse, y eso le hace grande. Sinceramente, hay pocos músicos en estos tiempos que creen con la libertad con la que Xackal lo hace. Además, parece empeñado en expresar a través de la música lo que nunca consiguió transmitir con sus palabras. Finalmente lo consigue usando su arma: esa mezcla entre lo orgánico y lo electrónico que convierte su proyecto en único.
Atrás queda su primer EP, “Nai Fika” (2021), un interesantísimo viaje sonoro hacia sus raíces gallegas inspirado en la obra del etnomusicólogo Alan Lomax. Más tarde, Xackal nos sorprendió a golpe de pop electrónico lento con arreglos delicados a la brasileña en “Bellezza” (2021). Para cerrar un año de ensueño a nivel creativo, el genio arousano nos regaló “Vuelo Captado”. Este exquisito single, que marcaba un antes y un después en su carrera, fluía entre el romanticismo y el misterio e invitaba a deshacerse del tiempo, la espiritualidad y el destino para abrazar la libertad. Confirmamos, en cualquier caso, que el 2021 fue un año excelente para la engrasada máquina arousana.
Hoy volvemos a adentrarnos en esa sala de intimidad y paisajes imposibles que ofrecen las creaciones de Xackal. Lo hacemos celebrando su nuevo EP, “La Muda”, que nació tras un 2020 frenético. Este lanzamiento refleja, en parte, el cambio de vida que supuso dejar atrás Madrid para instalarse en su Galicia natal. Nos encontramos, pues, ante una colección de cuatro temas de carácter bífido, que además de venir influenciada por su mudanza física también refleja el proceso de “cambiar los procesos compositivos, interpretativos y productivos” por el que el artista comenzó a pasar hace unos meses. Además, también nace para contradecir con humor al mainstream y demostrar que otro tipo de música es posible. Y lo consigue, por ejemplo, conjugando el género urbano con flamenco en compases que a priori parecerían imposibles. Como ese diablo, que aparece ante el hombre para mostrarle aquellos elementos que su dios pretendía mantenerle ocultos.
Sin duda, Xackal ha cambiado la piel en este EP, algo que él mismo explica así: “he mudado mi vida, he tenido que posponer canciones que amo, dejar de ver a amigos que amo aún más, pero sobre todo he querido salir de mi mundo personal, aceptar mi propio reto y plantear este trabajo como un reto (…) para la mente del oyente. He cambiado el agua por fuego”. Pero en esta huida de la zona de confort -si es que Xackal estuvo dentro de ella alguna vez-, el de Vilagarcía de Arousa no ha estado solo, pues se ha rodeado de talento vocal de primer nivel como el de Ruth Abramowicz (“Mala esperancita”). Además, en sus melodías encontraremos el talento de Adrián Charlin (percusiones y sintetizadores). Por no hablar de los silbidos, flautas nativas americanas, sitares, laudes o bouzukis que aportan otros músicos de primer nivel de distintas partes del mundo.
Este trabajo, publicado bajo el sello ferrolano Ferror Records, promete adentrarnos en un paisaje imposible. El propio Xackal confirma que la temática del mismo es compleja, pero que a fin de cuentas “La Muda” es un trabajo que nos permite sumergirnos en submundos oscuros que resultan pintorescos a la par que impresionantes.Tras escucharlo, terminamos sonrientes y anonadados por lo vivido en ese corto viaje que ya se torna inolvidable para siempre. Nada volverá a ser igual, y Xackal es el chamán cuyo ritual consigue, de nuevo, volver a raptar nuestra mente. Sus creaciones son una terapia musical en toda regla.
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